Llama la atención que las ingentes inversiones destinadas a la política de gestión del agua en la CA, incluidos fondos de la UE, no hayan sido capaces de revertir de una vez por todas el estado ambiental de las aguas superficiales.

Hasta 212 masas de agua repartidas por toda Galicia obtienen una puntuación por debajo de lo que se podría considerar como “buena”. De un total de 485 masas controladas, 108 podrían progresar adecuadamente hasta obtener en su día un aprobado raspado. Las aguas consideradas como de transición son las que peor comportamiento han tenido entre el segundo y el tercer ciclo de control, ya que su estado ha empeorado seriamente y de forma preocupante.En cuanto a cifras totales, hay más masas en estado “moderado” y “malo” en el tercer ciclo que en el tercero, lo cual dice muy poco de las
políticas de prevención y control.

El estado de las masas de agua MUY MODIFICADAS se mantiene en cifras muy similares entre los ciclos 2 y 3, lo cual indica que no hemos sido capaces de revertir una situación que corre el riesgo de enquistarse y convertirse en crónica, sobre todo en lo que se refiere a los embalses de la CA.

Galicia necesita destinar más recursos económico-financieros a la promoción real y eficaz de lucha contra la contaminación de las aguas superficiales, ya que no es de recibo que hasta un 22% de estos cursos esté en mala situación ( por debajo de los límites legales establecidos por la normativa vigente).No ayuda en absoluto a que la situación mejore los altos índices de aluminio, nitratos y pesticidas encontrados en muchos de nuestros limitados recursos hidrológicos que, en los próximos años, se verán obligados a hacer frente a los retos del cambio climático.

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